El Museo del Mueble Paraguayo, inaugurado en 2010 por Carlos Colombino, integra en complejo de ARASAPE. El Pabellón Virgilio del Museo guarda en su interior una muestra de la colección de mobiliario de la Fundación Carlos Colombino Lailla, institución que ampara el Centro de Artes Visuales/Museo del Barro.
La visita al Museo se realiza con cita previa y se encuentra auspiciado por el Banco Itaú.
Informes y citas
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Sobre el Museo, por Ticio Escobar
El Museo del Mueble Paraguayo, (…) reúne una importante colección de muebles realizados en nuestro país entre los siglos XVII y XX (…).
El acervo del museo consta de un valioso conjunto de arcones (karameguá), armarios, tinajas, escaños; reclinatorios, mesas, sillas, sillones, puertas, ventanas y nichos de origen jesuítico, franciscano y popular. La curaduría museal, a cargo de Carlos Colombino, toma como base tanto la diversidad de manifestaciones formales producidas por la transculturación colonial, como cierta unidad estilística, o por lo menos, cierto “aire de familia” que marca con características propias el diseño escueto y seguro del mueble paraguayo y autoriza a hablar de una producción estética original:
Los primeros artesanos carpinteros habían llegado de España ya en 1536, pero la ebanistería, impulsada por la abundancia y variedad de maderas locales, comenzó a adquirir consistencia propia y alcances profesionales a partir de los talleres jesuíticos y franciscanos y, posteriormente, desde los requerimientos de la población civil. En principio, la producción mobiliaria de los talleres misioneros se encontraba destinada básicamente a equipar y guarnecer los templos; pero tanto los procesos de mestizaje de los pueblos franciscanas como, más tarde, la dispersión de los artesanos ebanistas luego de expulsados los jesuitas, influyeron en la difusión del mueble de filiación europea en las regiones más pobladas de la Provincia (básicamente las que hoy pertenecen a la Región Oriental). No sólo a nivel popular, sino también en el ámbito de los usos del criollo acomodado, el mueble local revela una reinterpretación radical de los modelos europeos, tanto en lo referente a la estructura de las piezas como a sus pautas ornamentales.
Este desplazamiento del diseño y la decoración de las muebles (provistos de tachas y herrajes, labrados en madera o cuero, embutidos con maderas claras y, tarareas de nácar o marfil) revela un fuerte proceso de asimilación y transformación de diversas influencias; desarrollo que culminó en un producto bien definido en su temperamento formal y expresivo, aunque variadísimo en sus soluciones particulares. Este resultado desdibuja las diferencias originales: las influencias renacentistas, barrocas o rococó, la procedencia jesuítica o franciscana o bien los usos del mestizo rural o del criollo pudiente. Eso explica que las sucesivas influencias hispánicas, andinas, rioplatenses, y, desde fines del s. XVIII, luso-brasileñas, no perturbaran profundamente el esquema rectilíneo y macizo del mueble paraguayo ni alterasen su decoración austera y su diseño seguro.